Ekev: El que reza por otro es respondido primero.


Joseph Dov Soloveitchik nace en 1903 en Bielorrusia, en el seno de una reconocida familia rabínica.[1] Instruido por su padre desde niño, en pocos años el pequeño prodigio se convierte en un notable erudito en la Tora.

Más tarde, se ordena como rabino e ingresa a la Universidad de Berlín, obteniendo un doctorado en Filosofía basando su investigación en la epistemología de Hermann Cohen, y manteniendo simultáneamente un riguroso programa de estudio intensivo del Talmud.

Hacia 1932, cuando los acontecimientos evidenciaban que la vida judía en Alemania ya no era segura, Soloveitchik se ve obligado a huir a Estados Unidos, a la ciudad de Boston, Massachusetts, convirtiéndose en el rabino de la comunidad.

Junto con su esposa Tonya (académica por derecho propio) funda la escuela secundaria Maimónides de Boston. En 1941 sucede a su padre asumiendo el liderazgo de la Yeshiva University de Nueva York, cargo que ocupó hasta su fallecimiento en 1993.

Durante cuatro décadas, fue una gran influencia para la comunidad ortodoxa en Estados Unidos y en todo el mundo, ordenando a unos 2000 rabinos, e inspirando a decenas de miles de personas con sus obras de pensamiento y filosofía judía.

El Rab Soloveitchik, en su famoso ensayo Kol Dodi Dofek [2] da una explicación esencial que refleja la profundidad de su pensamiento: en una edah, una congregación, las personas pueden unirse porque comparten una visión, una meta, un conjunto de ideales.

Construyen una sociedad en torno a un proyecto compartido, una visión del bien común, representando la aspiración del grupo para el futuro. Fluyen, se comunican, se conectan en una red que se fortalece cada vez más cuando trabajan juntos. El todo es mucho más que la suma de las partes.

Son una comunidad, uniéndose para hacer juntos lo que ninguno de ellos podría lograr solo.

Ekev, la porción de la Tora que nos reúne esta semana, nos trae un pasuk con una valiosa lección al respecto: “Y yo permanecí en la montaña como los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches; y El Eterno me escuchó también en aquella ocasión, El Eterno no quiso destruirte” (Deut.10:10)

¿Por qué Moshé cuenta al pueblo sobre su plegaria y la respuesta divina?

Cuando Moshé rezó por su causa y pidió a D-s que anulara su veredicto y lo dejara ingresar a la Tierra Prometida, D-s lo calló diciéndole “¡Basta!” (Núm. 3:26).

Sin embargo, cuando reza –durante cuarenta días y noches– por Israel, D-s lo tolera y al final se compadece.

Esto nos enseña una lección: cuando uno reza por los demás, la plegaria tiene mayores probabilidades de ser respondida que cuando uno reza por su propia causa.

Rab Jonathan Sacks ZL explica que en el pensamiento del Rab Soloveitchik, el saberse parte de una comunidad genera una poderosa sensación de que somos parte de una sola historia, que lo que tenemos en común es más fuerte que las cosas que nos separan.

Aprendimos a cuidar uno del otro, asumiendo una responsabilidad colectiva: kol Israel Arevim ze laze –todo Israel es responsable por los otros.

El sentimiento nos interpela, porque sufrimos juntos, lloramos juntos y celebramos juntos. Cuando rezamos por la recuperación de un enfermo, lo hacemos “entre todos los enfermos de Israel”. Cuando consolamos a un doliente, lo hacemos “entre todos los demás dolientes de Sion y Jerusalén”.

Ya en el comentario medieval conocido como Maguen Avraham [3], se aclara que “todo lo que tenga que ver con la curación es una causa de bendición. Porque el que reza por otro es respondido primero”.

Nuestra tradición nos brinda una vez más la oportunidad de transformarnos en bendición para el mundo que nos rodea.

Por eso, una de las experiencias más significativas es cuando se tiene la oportunidad de unirse a los que sufren alguna dolencia, a sus familias y amigos para recitar juntos Mi Sheberaj, abrazando con el alma a aquellos que enfrentan los desafíos de la enfermedad, permitiéndonos acompañarlos. [4]

Cada Shajarit de Shabat nos tomamos un momento, luego de la lectura de la Torá, para pedir en comunidad Refuá Shlemá -sanación completa-, refuat haNefesh uRefuat haGuf -sanación del alma y sanación del cuerpo-, formando una red de contención espiritual y emocional indescriptible, sensibilizando el alma, conmovidos al recordar –y recordarnos– que el Otro sí nos importa.

Pedir Refuá Shlemá es abrir el corazón a D-s, rogando por la pronta y total recuperación, sanación completa no solo física, sino también espiritual. [5]

Aprendemos que ayudar a quienes no se encuentran bien es realmente caminar en los caminos de D-s: la solidaridad, la cercanía, el saberse escuchado, puede desterrar la soledad y dejar a un lado los sentimientos de desesperanza.

La voluntad de rezar juntos puede establecer un vínculo vivo con D-s y con toda nuestra comunidad.

Leer salmos juntos puede ser un gesto revelador, ya que al usar las palabras de nuestros antepasados, reafirmamos un sentido de pertenencia que trasciende la enfermedad, la tristeza y el dolor.

Conectarse en una tefila y rezar por alguien que está sufriendo, puede traer la calma que solo conoce aquel que se siente seguro y bien acompañado. Es dar esperanza.

Dijo Rabí Israel Salanter: “…el hombre no debe decir: Esta es una época apropiada para la oración y para la Torá. Tampoco: Esta es una época inadecuada para la oración y para la Torá. No debe quejarse diciendo: Estoy débil por todo lo que he trabajado; no tengo fuerza, ni ánimo, ni tiempo; cuando me desocupe me ocuparé de rezar y de estudiar. No debe hacer esto. Todos los tiempos son idénticos para el rezo y todos los momentos son agradables para el estudio y para la acción. Y si no es ahora… ¿cuándo?”. [6]

Nos vemos obligados a reconocer que muchos aspectos están más allá de nuestro control, que la salud y la vida misma nos fueron obsequiados.

Confrontar nuestra fragilidad es aceptar nuestra realidad humana: puede ayudarnos a apreciar cada hora de vida como un regalo y una bendición.

Valoramos el estar sanos y tener la bendición de estar vivos.

Un simple deseo de Refuá Shlemá con kavaná (plena intención) nos une a vos, a mí y a muchísimas personas más, en una conversación necesaria con D-s.

Te invito a que cuando tengas la oportunidad, mejor aún, a que generes la oportunidad, para que juntos elevemos nuestra plegaria y nuestro pedido a D-s por el restablecimiento pronto y total de todas las personas que están pasando un momento difícil con su salud.

El que bendijo a nuestros patriarcas y matriarcas, Abraham, Itzjak y Iaakov; Sara, Rivka, Rajel y Lea, bendiga y cure a todas las personas que necesitan recuperación. El Santo Bendito Él derrame sobre ellos Su misericordia y les conceda salud, vigor, fuerza y vida, y les envíe pronta e íntegra sanación, espiritual y física.

Baruj ata Ad´ shomea tefila. Amén.

 

Shabat Shalom umeboraj !

Seba Cabrera Koch

18 Av 5783 / 5 de Agosto 2023.

 

Notas

[1] Tambien Yosef Ber Soloveitchik, en yiddish.

[2] Originalmente redactado como un discurso para la Yeshiva University en Nueva York con motivo del Día de la Independencia de Israel (Yom HaAtzmaut 1956), Kol Dodi Dofek habla sobre D-s y la Shoa, la importancia del Estado de Israel moderno y el papel del sionismo en la ortodoxia estadounidense, convirtiéndose en un texto clásico de la filosofía religiosa sionista.

[3] Maguen Avraham (de Abraham Abele Gombiner, escrito en Polonia entre 1665-1671) es un comentario sobre Oraj Jaim, una sección del Shuljan Aruj de Rab. Iosef Karo. Para la fecha de su publicación, en 1692, el autor ya había fallecido, por lo que su hijo Jaim, nombró al libro Maguen Avraham para honrar la memoria de su padre.

[4] Cuando el Rebe de Lubavitch recibía a las personas que le pedían una braja (bendición), él siempre respondía dando la bendición pero indicando que la persona tenía que hacer una mitzvá, no a cambio, sino como una forma de aportar algo también. Por eso en muchas oportunidades también repartía billetes de un dólar para que la persona que lo recibía, diera ese dinero para Tzedaká como forma de adquirir un mérito frente a D-s. De esta manera, al pedir por los enfermos lo estaríamos haciendo no solo en mérito de nuestros antepasados (los patriarcas), sino que también podemos respaldamos en nuestros propios méritos al comprometemos a dar Tzedaká.

[5] Justamente la traducción del termino hebreo Refuá Shlemá, dependiendo de las fuentes seria Curación Completa o Sanación Completa.

[6] Rabí Israel ben Ze'ev Wolf Lipkin de Salant, mejor conocido como Israel Salanter (1809-1883), fue un destacado talmudista y uno de los fundadores del Movimiento del Musar, el estudio de las enseñanzas éticas de la Tora. El Rab de Salanter estuvo comprometido con un verdadero replanteamiento del sistema de vida judío de su época, observando que sus contemporáneos vivían el judaísmo sin reflexión ni profundidad. Hoy es reconocido como una de las grandes figuras espirituales de la judería lituana y mundial.

 

Bibliografia

-Al hatorá, p. 476. Surazski, G. (2021). “Fragmentos de cielo: perlas y comentarios a los cinco libros de la Torá”. Ediciones Seminario Rabinico. Pág. 465.

-Artson, Bradley. It’s a Mitzvah!. 1995 ©  Behrman House y Rabbinical Assembly. Consultado desde My Jewish Learning.

-Coffman, Aryeh Tora con comentario de Rashi, tomo 5 Devarim. 2001. Editorial Jerusalén. Pág. 138-139.

-Ialkut Iehudá, basado en Berajot 32b, citado en The Torah, p. 1403. Surazski, G. op. cit. Pág. 485.

-Pninei Halaja. “Bendición por la cura o la mejoría”. Berajot: Capitulo 13. Aspectos éticos y buenos modales: Derej Eretz.

-Sacks, Jonathan. “The duality of camp and congregation”. © 1981-2023 The Rabbi Sacks Legacy Trust.

 

 

Recursos: Búsquedas de entradas

-Joseph Soloveitchik / Israel Salanter: Jewish Virtual Library 1998-2023 © American-Israeli Cooperative Enterprise AICE

-Kol Dodi Dofek. Encampment and Congregation: Joseph B. Soloveitchik, trad. David Z. Gordon, 2006 © Sefaria.

-Visiting the Sick in Judaism: My Jewish Learning.com

 

Imagen:

-Unsplash. Amer Taha @bsshops. 2022

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