Pinjas: Breve manifiesto para reparar el mundo.


El Talmud nos trae una bella lección en la historia de Mar Ukva y su esposa [1]. Mar Ukva tenía la costumbre de donar dinero en secreto a las familias pobres de su vecindario, y un día, su esposa lo acompañó a realizar la mitzvá.

Cuando llegaron a una de las casas, alguien quiso ver quién los ayudaba: para evitar que los descubrieran, Mar Ukva y su esposa huyeron y se escondieron en un horno recién apagado, pero que aún ardía.

Las piernas de Mar Ukva inmediatamente comenzaron a arder, pero no las de su esposa. Ella le dijo: “Levanta tus piernas y ponlas sobre las mías, que no están quemadas”.

Al observar que solo su esposa se salvó de las quemaduras, Mar Ukva se angustió al comprender que ella recibió una protección que él no tuvo. El daba dinero anónimamente, entonces los beneficiados no conocían a su benefactor, pero él tampoco los conocía a ellos.

La esposa de Mar Ukva en cambio, normalmente estaba en casa y la gente pobre solía ir a verla, ella los invitaba a entrar, les servía en la mesa. En su tzedaká había estima y consideración, porque ofrecía alimentos que podían consumir de inmediato.

La historia concluye con una reflexión de la mujer: “Dado que distribuyes dinero, que no es tan útil, mi ayuda es mayor que la tuya”.

La conclusión, aparentemente contradice las Leyes que ordenan los ocho niveles de tzedaká del RaMBaM [2]; sin embargo, parecería que la manera en que nos relacionamos con los demás, nuestras actitudes hacia ellos, son las que nos hacen “aumentar de nivel”, al dejar huellas imborrables en quienes nada esperaban de nosotros.

Son nuestras acciones las que nos definen, y son nuestras acciones las que hablan por nosotros.

Hay situaciones que nos recordarán el quebrantamiento del mundo, y no podremos eludir nuestra responsabilidad; pero al involucrarnos, con nuestros actos comienza nuestro viaje colectivo de regreso a la reparación y la plenitud.

La porción de la Tora que nos reúne nuevamente esta semana (en Eretz Israel y en la diáspora) es Pinjas. Aquí, el Rab Jonathan Sacks ZL trae un midrash muy interesante en el que varios Sabios presentan su idea de klal gadol baTorá, “el gran principio de la Torá”:

 

Ben Azzai dice que es el versículo: “Este es el libro de las crónicas del hombre: El día que D-s creó al hombre, lo hizo a semejanza de D-s” (Génesis 5:1).

Para Ben Zoma, el Shemá encierra en sí mismo un principio más amplio: “Escucha Israel, hashem es nuestro D-s, hashem es uno”.

Ben Nannas asegura que hay una afirmación más elevada: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

Finalmente, Ben Pazzi, alude haber encontrado un principio aún más importante: “Ofrecerás un cordero por la mañana, y el otro cordero ofrecerás al atardecer.” (Números 28: 4) [3]

El pasaje concluye: La ley sigue a Ben Pazzi.

 

En primera instancia, en la cita de Ben Pazzi se sugieren lo que más tarde serian nuestras tefilot: Shajarit, Minja y Maariv; pero en un sentido mas profundo, la afirmación de Ben Pazzi insinúa que los ideales elevados a los que aluden Ben Azzai, Ben Zoma y Ben Nannas -la persona humana como imagen de D-s, la fe en la unicidad divina y el amor al prójimo- cuentan poco sino se convierten en hábitos de acción.

Todos podemos recordar momentos de epifanía cuando creímos descubrir de qué se trata la vida, cual es nuestra mayor aspiración o cómo nos gustaría vivir. Y un día, una semana, o un año después, la inspiración se desvanece y se convierte en un recuerdo lejano y quedamos como antes, sin cambios.

Sin embargo, es nuestra “rutina” lo que moldea nuestra percepción de la realidad, convirtiendo nuestros patrones de comportamiento e influyendo en nuestra forma de actuar.

Es posible que la mayoría de nosotros no tengamos el coraje de la esposa de Mar Ukva, pero hace falta muy poco para empezar a hacer justicia y reparar el mundo; aportando un plus de nuestro tiempo y dedicación, nos transformamos en protagonistas.

La Mishná dice que no nos corresponde terminar la labor, pero no somos libres de desistir de ella [4].

Hay mucho que podemos hacer.

Son nuestros hábitos los que al fin y al cabo importan, porque es aquello que hacemos día tras día lo que termina definiendo quienes somos.

 

Shabat Shalom !

Seba Cabrera Koch

19 Tamuz 5783 / 7 Julio de 2023.

 

Notas

[1] Mar Ukva, vivió en el siglo III e.c. en Babilonia. Fue uno de los primeros exilarcas, líderes de la comunidad judía en Babilonia que afirmaban descender de la Casa de David. Fue un importante juez y erudito y alumno de Shmuel. Conocido por su piedad y riqueza, fue famoso por su discreción y generosidad.

[2] Hay ocho niveles de tzedaká, cada uno más grande que el anterior. El mayor nivel, por encima del cual no hay más grande, es ayudar a una persona concediéndole un regalo o un préstamo, o entrar en sociedad con él, o encontrarle un empleo, a fin de que ya no necesite depender de otros... Un nivel menor de tzedaká es dar a los pobres sin saber a quién se da, y sin que el receptor conozca de quien recibió (sería el caso de Mar Ukva). Cuatro niveles más abajo (sexto sobre una escala de ocho), es cuando uno da a la persona necesitada después de que se le pide (esposa de Mar Ukva).

[3] Rab Jonathan Sacks Z`L explica que este pasuk se cita en la Introducción al comentario HaKotev a Ein Yaakov, los pasajes agádicos recopilados del Talmud.

[4] Pirkei Avot: Capítulo 2 - Mishná 16

 

 

Bibliografia

-Ibn Habib, Yaakov et al. Ein Yaakov. Midrash. Consultado desde sefaria.org

-Miller, Phil. Table for two. © 2002-2023 My Jewish Learning.

-Maimonides. Mishne Tora: Los ocho niveles de Caridad. Consultado desde chabad.org

-Muhafra, Iaacob. “Pirkei Avot: Comentarios, reflexiones y maasiot”. (2014) Or Lajaim.

-Parashat Pinjas, Números 25:10-30:1

-Sacks, Jonathan. “Sprints and Marathons”. © 1981-2023 The Rabbi Sacks Legacy Trust.

-Talmud Bavli: Tratado Ketubot 67b. Consultado desde sefaria.org

-Tora con comentario de Rashi, tomo 1 Bereshit. Aryeh Coffman. Genesis 5:1. Pag 67.

-Tora con comentario de Rashi, tomo 3 Bamidbar. Aryeh Coffman. Numeros 28:4. Pag 496-497.

 

 

 

Imagen

Becarios de Repair the World. Crown Heights, Brooklyn, Nueva York. (Reparar el Mundo / vía JTA) ©EnlaceJudíoMéxico

 

 

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