Ree: Moses Montefiore y la verdadera riqueza

 


Cuenta la historia que en una ocasión, siendo ya un anciano y retirado en su mansión en Ramsgate, le preguntaron a Sir Moses Montefiore cual fue la motivación, aquella chispa que lo movilizó durante casi cinco décadas a llevar una vida activa dedicada a la filantropía en favor del pueblo judío.

Permaneció unos instantes en silencio. Tenía más de 90 años, y en ese silencio podía ver como en retrospectiva los esfuerzos de tantos años… En ese momento Sir Moses se sacó un anillo del dedo, mostrando dos palabras grabadas en hebreo: Adon Hakol – Señor de Todo.

“Llevo puesto este anillo muchos años… pero todo comenzó de un sueño que tuve una noche. Sí, toda una misión de una vida entera, comenzó de un simple sueño. Cierta vez, mientras mi querida Judith y yo cantábamos finalizando la havdalá, nos sentimos elevados inmersos en tan sublime momento, y nos ilusionamos con la idea de viajar a La Tierra de Israel y subir al Monte Carmel, y también visitar otros sitios sagrados. En ese momento, le prometí que algún día lo haríamos.

Aquella noche, tuve un sueño extraordinario: soñé con un anciano que señalaba en dirección a la Tierra de Israel, susurrándome en el oído Adon Hakol. Desperté y volví a dormirme. Nuevamente, soñé el mismo sueño y me desperté escuchando las mismas palabras: Adon Hakol. ¡Increíblemente volví a dormir y nuevamente el mismo sueño por tercera vez!”

Sir Moses siguió, “este sueño me causó una impresión tan profunda, que me sentí empujado a actuar por la promesa que le había hecho a Judith. De hecho, inmediatamente dejé el resto de mis compromisos y preparamos el viaje…”

La primera vez, en octubre de 1827, luego de un viaje largo y peligroso, encontró una Jerusalén sumida en la pobreza y la miseria, asolada por las enfermedades. Ese fue el click: Él y su esposa hicieron una contribución a los residentes e instituciones de la ciudad y prometieron volver.

Serian en total siete viajes que lo cambiarían todo.

A lo largo de casi 50 años, Montefiore financió la creación de asentamientos agrícolas, una fábrica textil, una imprenta y un centro de distribución gratuita de medicamentos. Empezaron a operar organizaciones de beneficencia y talleres de labores de todo tipo.

Jerusalén crecía a pasos agigantados: Montefiore trabajaba para atraer a los judíos de Jerusalén para mudarse al nuevo vecindario, fuera de las murallas. Se mejoraron los caminos, se planificó la construcción de un hospital, una escuela para niñas y viviendas, pero indudablemente, su proyecto más famoso es el molino Montefiore, construido en Yemín Moshé, para proveer harina a un menor costo para los pobres.

En 1885 y la edad 100 años, fallece Sir Moses Montefiore, después de una vida de abnegación y entrega.

Aunque no tuvo hijos, sus obras siempre mantienen su nombre vivo y lleno de significado para el pueblo de Israel, y su legado vive en los buenos actos que efectuó durante su vida. Él sigue siendo un ejemplo eterno de lo que es ser una persona que utilizó su dinero y su poder para hacer el bien a su pueblo y a la humanidad. [1]

La parasha Ree, la porción de la Tora que nos reúne esta semana trae un pilar central de la identidad judía.

“Cuando hubiere en ti menesteroso, de uno de tus hermanos, en una de tus ciudades, en tu tierra, la que Hashem, tu D-s, te concede a ti, no habrás de endurecer tu corazón ni habrás de cerrar tu mano a tu hermano, el menesteroso. Pues abrir habrás de abrir tu mano a él, y prestar le prestarás, lo suficiente para su carencia, lo que le faltare a él” (Deut. 15, 7-8)

El mandamiento de Tzedaká es uno de los más importantes de la Torá, y en referencia al mismo, nuestros Sabios expresaron que: “La Tzedaká equivale a todos los preceptos”. [2] Y su objetivo es el de ayudar y apoyar a los enfermos y ancianos, huérfanos y viudas, y todo aquel que no puede mantenerse por sí mismo o requiere ayuda.

La palabra tzedaká significa literalmente “justicia”. [3] En efecto, los seres humanos no nacemos “iguales”: nos diferencian desde antes de nacer la posición y educación de nuestros progenitores, moldeando muchas veces nuestras circunstancias de vida, desarrollando (o no) nuestros talentos y habilidades.

Pero la Torá nos guía para construir un sistema social y ético de leyes, por medio del cual la misión de hacer Tzedaká (justicia) para achicar la brecha de desigualdad, recae sobre cada uno. No se trata única y exclusivamente de un deber sociológico, sino de una demanda moral: pensar en los que no tienen las mismas oportunidades, completar en el mundo aquello que falta.

Los sabios dicen: “El pobre hace más por el que dá, que el que dá por el pobre”. ¿Por qué? Porque el pobre no solo le da al dador la oportunidad de cumplir una mitzvá, sino que es la oportunidad de devolverle a D-s parte de la riqueza que nos ha otorgado.

La tradición judía advierte que el precepto de Tzedaká no es optativo, sino que es un deber que se nos impone a cada individuo y a toda la sociedad en general. El Talmud enseña: “Todo el mundo está obligado a dar caridad; incluso alguien que depende de la caridad debe dar a los menos afortunados que él”.

Y dijeron los Sabios: “Todo aquel que salva a un alma de Israel es considerado como si hubiera salvado a un mundo entero” [4], porque cuando afrontamos los problemas existentes en el mundo, ayudando a los que sufren y a los que padecen, estamos mejorando el mundo y acercamos la redención. [5]

Dicen que la Reina Victoria de Inglaterra una vez le preguntó cuál era el alcance de su riqueza, cuánto era lo que poseía.

Montefiore le respondió que le llevaría algunos días hacer un recuento y luego le podría responder. Cuando regresó, la Reina se enojó ante una cifra que consideró irrisoria, y le dijo: “Eso es ofensivo. Todo el mundo sabe que usted es mucho más rico”.

“Su majestad”, respondió, “mi verdadera riqueza es el dinero que he dado en tzedaká. Cualquier otra cosa que poseo es meramente algo temporal y en cualquier momento puedo perderlo o me lo pueden confiscar”.

Moses Montefiore entendió que su fortuna solo sería un medio para un fin. Que no solo se trataba de ayudar, sino de dar generosamente, más y más, de hacer real el sueño de la havdalá gracias a la bondad sin límites.

Solo así, entendió que el Único Adon hakol puso un gran poder en sus manos, y el solo debía abrirlas para dar.

 

Shabat Shalom umeboraj !

Seba Cabrera Koch

25 de AV 5783 / 12 de Agosto 2023

 

Notas

[1] Con su inconmensurable riqueza (su mansión en Ramsgate había sido propiedad de la reina Caroline, esposa de George IV de Inglaterra), su posición aristocrática, título nobiliario y su imponente presencia con su estatura de casi dos metros, se ganó el respeto del mundo, abriéndosele las puertas dondequiera que fuera, desde el zar de Rusia, ante quien intercedió por los judíos deportados, como al sultán de Marruecos y el emperador de Alemania, intercediendo por los judíos perseguidos. Su labor diplomática fue monumental: se involucró en el caso de Edgardo Mortara en Italia, y en el libelo de los judíos de Siria. Cuando los judíos de Marruecos fueron sometidos a pogromos en 1863, Montefiore trabajó para obtener una declaración de defensa y la igualdad de derechos para los judíos. De manera similar, trabajó para los judíos de Rumania en 1867 y en muchos otros lugares. Incluso cuando ya tenía noventa años, estaba dispuesto a irse a luchar por el bien en nombre de las comunidades judías perseguidas.

[2] Talmud de Babilonia. Tratado Baba Batra 9a.

[3] Tzedaká significa literalmente “justicia” (o dependiendo del contexto es posible leerlo como “justicia social”), pero a los fines del presente se lo aproxima como un sinónimo de “caridad”, aunque tal significado limita la profundidad y la real dimensión del original en hebreo.  

[4] Mishná Sanhedrín 4,5.

[5] La tendencia de la Tzedaká es la de cooperar con el sustento de nuestros hermanos de una manera digna. Y por ello, el nivel más elevado de Tzedaká, es el de ayudar al pobre a ponerse de pie por sus propios medios, de modo que no necesite pedir Tzedaká, nunca más. Cuanto más digna sea la forma en que lo ayudamos, más elevado será el nivel de la Tzedaká. Maimónides, en su obra Mishne Tora, codifica este concepto en ocho niveles de Tzedaká.

 

Bibliografia

-“Amado filántropo y hombre de estado judío Sir Moises Montefiore”. 2004. La Voz Judía. N° 357. Recuperado de delacole. com

-Coffman, Aryeh Tora con comentario de Rashi, tomo 5 Devarim. 2001. Editorial Jerusalén. Parashat Ree.

-Johnson, Paul. Historia de los judíos. 2017. Trad. A. Leal. Barcelona. Sipan Barcelona Network. Pág. 473-474

-Maimonides. Mishne Tora: Los ocho niveles de Caridad. Consultado desde chabad.org

-Levine, Menajem. Una breve biografía de Sir Moses Montefiore. 2023. Aish haTora.

-Melamed, Eliezer. El precepto de Tzedaká. Editado por el equipo del sitio del Tanaj y Maor Horowitz. © haTanaj 2023.

 

Recursos: Búsquedas de entradas

-Montefiori: Jewish Encyclopedia 2002-2021 © JewishEncyclopedia.com

-Moses Montefiori: Jewish Virtual Library 1998-2023 © American-Israeli Cooperative Enterprise AICE

-Sefaria. Reeh: Deuteronomio 11:26-16:17. Consulta de comentarios y fuentes. 2023 © Sefaria

 

Imagen:

-“Yemin Moshe Windmill”. Avishai Teicher, 2011 © Commons Wikimedia.org


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