Hacia fines del siglo XII, un viajero judío
emprendió un largo viaje que lo llevaría hasta los confines del mundo conocido.
Desde Cataluña hasta Bagdad, recorrió ambas
costas del Mediterráneo, Oriente medio, Egipto, Sicilia y Francia: se estima
que durante doce años visitó 190 ciudades de Europa, norte de África y Asia.
Su nombre era Rabi Biniamin bar Ioná del país
de Navarra, llamado para la posteridad como Benjamín de Tudela.
En tiempos en que las historias de lugares
lejanos abrazaban lo mitológico, y la fantasía alentaba a los aventureros rumbo
a lo incierto, la bitácora de viajes de este joven sefaradí es valorada al día
de hoy como la mejor descripción del mundo medieval, así como una fuente de
importancia primordial para la historia de los judíos en el siglo XII.
Su Libro
de Viajes es considerado uno de los documentos más importantes de su época:
sus impresiones acerca de los sucesos cotidianos de los lugares que visitó, la
espontaneidad con que narra las vivencias de los judíos, la descripción de sinagogas
y casas de estudio, cifras de población, formas de vida, logros y dificultades
de aquellas comunidades, son una de las joyas de la literatura judía. [1]
Los relatos de Benjamín de Tudela, más allá
de las admirables descripciones de su época, son una de las primeras fuentes de
la demografía judía, convirtiendo a la obra en un clásico. [2]
En una de las tantas entradas a su diario escribe
lo siguiente: “Había [en El Cairo] dos sinagogas, una para [los judíos oriundos
de la Tierra de] Israel y otra para [los de] Babilonia. Observaban diferentes
costumbres con respecto a la lectura de las porciones de la Torá. Las
comunidades de Babilonia leían una porción cada semana, como hacen en España,
completando así la Torá cada año. Pero en la comunidad de Israel no seguían esta
práctica, sino que dividen cada porción en tres secciones y terminan la Torá
cada tres años”.
Benjamín de Tudela finaliza relatando: “Sin
embargo, mantienen la antigua costumbre de reunir [ambas congregaciones] y
realizar juntos el servicio público". [3]
Nuestro viajero, deja entrever en su crónica
la vital importancia de reunirse, incluso si ambas comunidades no terminaron
juntas sus respectivos ciclos de lectura de la Torá. Relata la experiencia de celebrar juntos, llenado
de significado al rezo de una comunidad unificada.
Esta semana nos convoca la haftará de la
festividad de Shemini Atzeret, en
las celebraciones en torno a la dedicación del primer Templo Sagrado por el Rey
Salomón.
Comenzaba la semana previa a Sucot, seguían los
siete días festivos de Sucot, y luego, como leemos en esta haftará, en el
"octavo día" (es decir, Shemini Atzeret), el Rey Salomón “despidió al
pueblo, y bendijeron al Rey y se fueron a sus casas, felices y regocijados de
corazón por todo el bien que Di-s había hecho a David Su siervo y a Israel Su
pueblo". (1 Reyes, 8:66).
En Sucot unimos los arba minim representando
las diferentes facetas de nuestro pueblo, pero es en Shemini Atzeret cuando nos
reunimos con el simple propósito de pasar un día más juntos.
El octavo día nos bendice con un tiempo a
solas para la introspección, un espacio
para el encuentro con lo Divino.
Este enfoque también aclara la ausencia de preceptos
o mitzvot especificas a cumplir en Shemini Atzeret [4]. La esencia de la
festividad es centrarse en nuestras relaciones básicas con nuestros semejantes.
Otro enfoque de “reunión” se encuentra en los
escritos de Samson Raphael Hirsch,
rabino, traductor y líder religioso alemán (1808-1888): “Shmini Atzeret vendría
a decirnos: REUNIR para nosotros todos los pensamientos, mensajes y
resoluciones que los moadim de todo el año nos han traído y resolver perseverar
y aferrarnos a ellos ante D-s. Grabarlos profundamente en nuestros corazones, que
se conviertan en una parte inexpugnable de nosotros mismos [para] que [estos
momentos] no puedan perderse en el curso ordinario de nuestra vida…”.
Esta festividad final, sin la solemnidad, la
fanfarria ni el entusiasmo que inspiran otras festividades, nos sugiere incorporar
todas las ideas que hemos estudiado, los sermones que hemos escuchado y las
emociones que tenemos sentido en las Altas Fiestas, como repositorio del cual
abrevar cuando regresemos al “alboroto de la vida”.
Nuestros sabios explican que en su
significado, la palabra “atzeret” es como una señal de “PARE”, porque nos
obliga a detenernos antes de continuar nuestro camino.
De la misma manera en que Benjamín de Tudela
se detuvo para dejarse sorprender por la unión de las comunidades, Shemini Atzeret
es un momento para detenernos, reflexionar y elevar nuestras vidas mundanas con
la espiritualidad que nos merecemos.
Asegurarnos de detenernos, para volver a
llenar nuestras vidas de espiritualidad y significado, y apreciar el valor de
cada día.
Es
una oportunidad para apreciar el tiempo extra que tenemos con D-s, con nuestra
familia, nuestros amigos.
Es un momento para apreciar lo bueno y valorar
que podemos compartirlo.
Detenernos para mirar atrás, agradeciendo
todo el camino recorrido, y renovarnos con coraje para el primer paso de un
nuevo ciclo que pronto comienza.
El Libro de los Libros llega a su última
página, para enseñarnos que en un instante todo puede volver a empezar.
Moadim leSimja!
Shabat Shalom!
Seba Cabrera Koch
22
de Tishrei 5784 / 6 de Octubre 2023
[1] El Sefer haMasaot (Libro de Viajes) fue
originalmente escrito en hebreo y traducido al latin, y de allí a casi todas
las lenguas europeas, debe su importancia al valor del contenido histórico,
geográfico, económico, demográfico, religioso, etnográfico y folklórico, siendo
una fuente documental de referencia obligada para reconstruir no sólo el pasado
de las comunidades judías de la cuenca mediterránea, Tierra Santa y Oriente;
sino de los pueblos y entidades políticas de esas latitudes durante la segunda
mitad del siglo XII.
[2] Según declara Sergio Della Pérgola,
prestigioso investigador de la Universidad Hebrea de Jerusalem, Benjamín de
Tudela es la principal fuente con perfil científico de la demografía judía en
la Edad Media.
[3] En otra traducción dice: “Hay entre ellos
la costumbre de juntar todos y orar en el día". Benjamín de Tudela, 1170.
[4] El único ritual exclusivo de Shemini
Atzeret es la oración por la lluvia (tefilat geshem), y esta oración es
paralela a la oración por el rocío que se recita en Pesaj. Mientras que la Torá
sí describe la ofrenda que fue llevada al Templo en Shemini Atzeret, una vez
que el Templo fue destruido, no quedó nada del ritual de la festividad excepto
la liturgia que pedía lluvia por un año abundante.
Fuentes
-Benjamín De Tudela. Gran Enciclopedia de
Navarra. 1990. Edición on line.
http://www.enciclopedianavarra.com/?page_id=5382
-Epstein, Shira. Alegría simple: Shmini
Atzeret. 2023. Sefaria. https://www.sefaria.org/sheets/267608?lang=bi
-Haftará Shmini Atzeret: I Reyes, 8: 54-66.
Consulado desde haTanaj. https://www.hatanakh.com/es?biblia=9.7.0
-Levinson, Jaia. Shmini Atzeret: ¿Qué es y
cómo nos relacionamos con este Jag en la diáspora?. 2015. Sefaria. https://www.sefaria.org/sheets/17338?lang=bi
-Stamati, Mauricio. Benjamín de Tudela, un
enigmático viajero. 2003. eSefarad - Centro Cultural Sefarad
https://esefarad.com/benjamin-de-tudela-un-enigmatico-viajero/
Imagen
Itinerarivm D. Beniaminis *. (Tapa) 1633. Edición
bilingüe latín –hebreo. Leiden, Holanda. Joyas Bibliográficas del fondo
histórico de la Biblioteca de la Universidad Pública de Navarra. 2017. BUPN. https://www.unavarra.es/30joyas/la-coleccion?contentId=227116
Su estado de conservación en impecable: forma parte de la colección de ejemplares raros que engalana el patrimonio bibliográfico de la Universidad Pública de Navarra. Una verdadera reliquia.
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